En Guatemala los grupos de poder, a través del gobierno
actual, pretenden modificar la Constitución Política de la
República para favorecer sus intereses y consolidar su poder. No
existe otra lectura posible. Seis meses han sido suficientes para
comprobar que este gobierno está al servicio de los sectores con
poder, y en contra de los intereses de la gran mayoría de
guatemaltecos. Este gobierno pro militar y servil a la oligarquía
conservadora y emergente, carece de legitimidad para emprender un
proceso de reformulación de la norma fundamental en la que se
sustenta este Estado.
Reformar la constitución requiere de un gran acuerdo
que establezca los mecanismos para que la voz de todo el pueblo sea
escuchada. También requiere de gobernantes que tengan la legitimidad
y visión de ser incluyentes. El gobierno del general Otto Pérez ha
demostrado ser solo un operador político del poder económico, que
nos presenta una propuesta de reformas a la constitución
parcializada y emanada desde la “soberbia del poder”.
Su principal argumento es que “el Estado no es viable
en la condición actual”. No es viable ¿para quién? ¿Para el
modelo neoliberal? ¿Para el capital nacional y transnacional? ¿Para
el proyecto oligárquico militar? ¿Para asegurar el espolio en la
franja transversal del norte y así concretizar los planes militares
de los 70s? ¿Para que el poder económico se asegure el control de
las instituciones de justicia?
No vemos en su propuesta el sentir de las y los
guatemaltecos, principalmente de los pueblos indígenas y de
campesinos y sectores populares, que nos hemos expresado a través de
las 63 consultas comunitarias, expresando un NO rotundo a los
megaproyectos en nuestros territorios; así mismo de los miles de
indígenas, campesinas y campesinos que marchamos durante 9 días y
dos cientos catorce kilómetros para presentar nuestras demandas,
las que fueron desoídas en su mayoría por el Presidente y los otros
poderes del Estado; a los que nos ha dado la espalda cuando le hemos
pedido que pare el proceso de militarización del país. Este
gobierno no ha demostrado voluntad para dar solución a demandas
sociales que no requieren de grandes acuerdos políticos. Por tanto,
no somos ingenuos para creer que emprende esta desgastante lucha
política para reformar la constitución en búsqueda del bienestar
de las grandes mayorías.}
En Guatemala los grupos de poder, a través del gobierno
actual, pretenden modificar la Constitución Política de la
República para favorecer sus intereses y consolidar su poder. No
existe otra lectura posible. Seis meses han sido suficientes para
comprobar que este gobierno está al servicio de los sectores con
poder, y en contra de los intereses de la gran mayoría de
guatemaltecos. Este gobierno pro militar y servil a la oligarquía
conservadora y emergente, carece de legitimidad para emprender un
proceso de reformulación de la norma fundamental en la que se
sustenta este Estado.
Reformar la constitución requiere de un gran acuerdo
que establezca los mecanismos para que la voz de todo el pueblo sea
escuchada. También requiere de gobernantes que tengan la legitimidad
y visión de ser incluyentes. El gobierno del general Otto Pérez ha
demostrado ser solo un operador político del poder económico, que
nos presenta una propuesta de reformas a la constitución
parcializada y emanada desde la “soberbia del poder”.
Su principal argumento es que “el Estado no es viable
en la condición actual”. No es viable ¿para quién? ¿Para el
modelo neoliberal? ¿Para el capital nacional y transnacional? ¿Para
el proyecto oligárquico militar? ¿Para asegurar el espolio en la
franja transversal del norte y así concretizar los planes militares
de los 70s? ¿Para que el poder económico se asegure el control de
las instituciones de justicia?
No vemos en su propuesta el sentir de las y los
guatemaltecos, principalmente de los pueblos indígenas y de
campesinos y sectores populares, que nos hemos expresado a través de
las 63 consultas comunitarias, expresando un NO rotundo a los
megaproyectos en nuestros territorios; así mismo de los miles de
indígenas, campesinas y campesinos que marchamos durante 9 días y
dos cientos catorce kilómetros para presentar nuestras demandas,
las que fueron desoídas en su mayoría por el Presidente y los otros
poderes del Estado; a los que nos ha dado la espalda cuando le hemos
pedido que pare el proceso de militarización del país. Este
gobierno no ha demostrado voluntad para dar solución a demandas
sociales que no requieren de grandes acuerdos políticos. Por tanto,
no somos ingenuos para creer que emprende esta desgastante lucha
política para reformar la constitución en búsqueda del bienestar
de las grandes mayorías.
La Asamblea de la Marcha
Indígena Campesina y Popular.
Indígena Campesina y Popular.
Iximulew, Julajuj B’atz’. Guatemala, 25 de Julio
2012.
ESTIMADOS HERMANOS:
ResponderEliminarSolicito la fusion nacional de todos los aborígenes guatemaltecos de mi país Guatemala de la América Central porque soy el nuevo clan aborigen guatemalteco por mis avatares y por mis transmigraciones divinas de los Dioses guatemaltecos maya, quiché, mam, pocomam, tzutuhil, kekchí, cackchiquel, xinca, lacandon y garífuno.
Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.