hoy varias docenas de organizaciones de Derechos Humanos y sobrevivientes del Genocidio recordaron los 15 años de entrega del informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico CEH, Guatemala: Memoria del Silencio, a continuación comunicado de la Coordinación Genocidio Nunca Más.
El
año 1999 marca un hito en nuestra Memoria Histórica como pueblos de
Guatemala. Habían pasado poco más de dos años de la Firma de los
Acuerdos de Paz, un poco más de un año de que la iglesia católica publicara el
informe Remhi y el posterior asesinato de Monseñor Juan Gerardi. 15 años de que un grupo de familiares,
en su mayoría mujeres, se organizaran para exigir el aparecimiento con vida de
los detenidos-desaparecidos. Pese a
los fantasmas de la muerte y el desamparo, el miedo aún tras las esquinas y el
silencio en los labios de muchos, un hilo de esperanza y la posibilidad de
reconstruir juntos y juntas un país con justicia, recorría las calles, montañas
y valles de Guatemala, con la entrega del informe elaborado por la Comisión para
el Esclarecimiento Histórico -CEH- Memorias del Silencio, el 25 de febrero. Hoy hace 15
años.
El
informe Memorias del Silencio, es la sistematización condensada, del grito de
dolor y desesperación de alrededor de 36 años de historia de los pueblos
guatemaltecos, narra la historia de
vergüenza e infamia,
ignominia y terror. En 12 tomos la CEH (auspiciada por las
Naciones Unidas) expone en sus conclusiones el carácter excluyente, racista,
desigual, autoritario y violento del estado de Guatemala hacia la población
indígena, mestiza pobre y todo aquel o aquella que luchara en favor de la
justicia y la igualdad social, llegando a implementar mecanismos de terror desde
la desaparición forzada, violencia sexual y tortura sistemática hasta los hechos
de genocidio.
La
Comisión se plantea la reconstrucción
y entendimiento de uno de los momentos de nuestra historia más
dolorosos. Con el objeto de
presentarle a las nuevas generaciones un espejo de nuestra realidad se propone
recabar, analizar y exponer desde la imparcialidad nuestra historia
reciente. Y con esto da continuidad
al esfuerzo de años de las víctimas, sobrevivientes, testigos y organizaciones
sociales de obtener de todos los implicados en el conflicto, memoria, verdad y
justicia. El Informe significó
entonces una posibilidad de construir desde el Estado (a través del reconocimiento y responsabilidad de
los implicados) un proyecto político de Nación en favor de las mayorías y el
bien común. Bajo estos preceptos la Comisión realiza al Estado en su conjunto,
cinco grandes recomendaciones orientadas a: La memoria de las víctimas; la
reparación; el respeto a los derechos humanos y la promoción de la cultura de
paz; la justicia; y el respeto y
reconocimiento de la nación multiétnica, plurilingüe y multicultural.
En lo relativo a las
Medidas para Preservar la Memoria de las Víctimas, la Comisión considera a la Memoria Histórica individual y
colectiva como fundamento de la identidad, a la vez hace énfasis en la
importancia de la memoria de las víctimas y como ésta rescata los valores y
lucha por la dignidad. Sin embargo,
el Estado no ha realizado esfuerzos reales por escuchar lo que las víctimas
tienen que decir, se ha re victimizado y muchas veces manipulado y utilizado
para fines políticos partidistas.
En la actualidad, ha llego incluso a negarse esta memoria, desde
instituciones del Estado creadas para reivindicarla, y no digamos políticas que
incluyan la memoria histórica en por ejemplo el pensum de
estudios.
La CEH recomienda Medidas
de Reparación a las Víctimas, que incluyen restituciones de derechos y tierras,
reparaciones económicas individuales y colectivas, creación de políticas y
mecanismos para la búsqueda de los desaparecidos y la situación de niños también
desaparecidos, políticas de exhumaciones con pertinencia cultural y respeto a
las víctimas y sobrevivientes,
apoyo psicosocial y jurídico, así como la creación del Programa Nacional
de Resarcimiento cuya responsabilidad era regular y protagonizar la adecuada
implementación de estas medidas. El
PNR y sus principales esfuerzos han devenido en reparaciones materiales, con
engorrosos trámites, ensombrecidos por tráfico de influencias y priorización
arbitraria. No solo no fueron
creadas las políticas para la búsqueda de personas, sino por el contrario el
programa negó la desaparición forzada al obligar a los familiares a establecer
la muerte presunta de sus desaparecidos para aplicar al
resarcimiento.
En las Medidas orientadas
a fomentar una Cultura de Respeto Mutuo y de Observancia de los Derechos
Humanos, los avances en esta materia en el país, se ven gravemente amenazados
con la criminalización que existe hacia los defensores y defensoras de derechos
humanos y las luchas sociales, provocando nuevamente el hostigamiento y ataque a
quienes se atreven a defender sus derechos.
Las Medidas para
fortalecer el proceso democrático, se enfocan en el fortalecimiento del Sistema
de Justicia para acabar con la impunidad imperante, así como la
reformulación y delimitación de las
funciones del Ejército, la policía, el respeto al derecho consuetudinario y las
formas de resolución de conflicto de las comunidades y pueblos de
Guatemala. Pasos importantes se han
dado, como el enjuiciamiento de
militares involucrados en graves violaciones a los derechos humanos, sin embargo, instituciones creadas para
el fortalecimiento democrático como la Corte de Constitucionalidad, han
mancillado estos logros y aciertos. Prueba de ello su última acción en contra
del mandato de la Fiscal General al frente del Ministerio Público.
Otras recomendaciones
para Favorecer la Paz y la Concordia Nacional, se explayan sobre la necesidad de
la participación de todos los sectores, de todos los pueblos. Hablan sobre la necesidad de fomentar el
análisis, la investigación y el dialogo nacional. Hace énfasis en superar el racismo
y buscar mecanismos de la equidad. Hemos sido testigos de como el Estado toma
decisiones contrarias a todas estas disposiciones, promueve el despojo de los
territorios y solapa el odio que promueven algunos grupos vinculados a sectores
militares involucrados en graves delitos en el pasado.
Los
pocos avances en estos aspectos son aislados y no son parte de un proyecto de
nación que responda a las recomendaciones de la CEH, ni los Acuerdos de
Paz. Y en los dos últimos años
parece que lo poco alcanzado se ha venido abajo. Desde el gobierno central han
tergiversado los planteamientos del informe, se han renombrado las cosas, las
reformas educativas han negado la nación multiétnica, plurilingüe y
multicultural. Se ha solapado y dirigido desde las instituciones estatales el
saqueo y expolio de territorios.
Han
sido los propios sobrevivientes, víctimas, testigos, organizaciones sociales y
comunitarias, quienes han tomado como suyos (pues no hay dueño más legitimo que
nosotros) el Informe Memorias del Silencio. Uno de los esfuerzos espejo de
nuestra sociedad, cada palabra, cada historia, sus conclusiones y
recomendaciones han sido tomadas en cuenta, como continuación de nuestros
caminos de memoria, otras veces como punto de salida, de encuentro o
reivindicación. Por ello conmemoramos la dignidad y la verdad. Lo poco que se ha
logrado ha demostrado que la justicia es un derecho de las víctimas y contribuye
a fortalecer el estado de derecho en nuestro país.
Hoy
a 15 años de su entrega, tomamos nuevamente esa memoria en nuestras manos y
reivindicamos su carácter, naturaleza y vigencia. Entendemos que solo haciendo nuestro el
Informe, por muy doloroso que parezca, es nuestro y solo haciéndolo nuestro,
podremos hacer nuestro el futuro.
COORDINACIÓN GENOCIDIO NUNCA
MÁS
Guatemala, 25 de febrero
2014
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