La ultima
tarde de enero de 1980, campesinos, pobladores y estudiantes universitarios
tomaron la Sede diplomática Española para denunciar al mundo la barbarie de lo
sucedido durante sucesivos gobiernos defactos, la respuesta de los
generales anti hombres y sus temibles escuadrones de muerte dieron la
única respuesta que sabían dar, la muerte calcinada de 37
hombres que pedían respeto a la vida, la masacre según
palabras de algunos alzados en los sucesivos meses fue la prueba de que la toma de las armas
era la único camino para desalojar a los generales del poder en
Guatemala incrustados desde 1954.
34
años han pasado, y el pasado viernes 31 de enero como ya es costumbre
docenas de indígenas miembros del Comité de Unidad Campesina -CUC- así
como otras organizaciones se dieron cita frente a donde fuera la antigua
sede diplomática, demolida hace unos años y convertido hoy en una
agencia bancaria. también se recordó a Gregorio Yujá único sobreviviente de
la masacre, secuestrado y asesinado posterior a la misma.
Un
dirigente del CUC y familiar de los masacrados en la embajada también recordó que a pesar de que ese año fue de
tragedia pero lo fue también de lucha, entre febrero y marzo se da la gran huelga
azucarera en la Costa Sur en donde cerca de 70 mil trabajadores
paralizan a la industria azucarera en demanda de mejoras laborales, y pese a de la muerte y la masacre como el de la embajada nunca se dejo de luchar, expreso.
A pesar de que el hecho es recordado como uno de los actos más crueles de las dictaruras se lamento que luego de más de tres décadas, los hechos siguen en total impunidad y a la fecha solo ha sido capturado a García Arredondo, quien posiblemente enfrente la justicia este año.
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